Imaginaos la cara de los primeros exploradores que consiguieron llegar a este lejano lugar, no fue fácil deducir que las diferentes tierras descubiertas por diferentes hombres eran el mismo enorme continente, cuando vieron extraños animales que no habían visto en ningún otro lugar (canguros, wombats, possums, koalas…), montañas azules, enormes rocas en medio de un desierto…les contaba relacionar las diferentes incursiones al mismo lugar ya que nada tenían que ver las descripciones de los que decían que era una tierra fresca y verde, con los que aseguraban que era un lugar hostil, caluroso y árido, pero es que Australia es enorme y cambiante, tiene una superficie de 7.686.850 km2 y 3 franjas horarias diferentes y una población de 21 millones de personas, lo que significa que la densidad es de menos del 2,73 pers./km2…
Y
pensar que la nueva Australia empezó como una “cárcel”, un lugar donde el
gobierno británico mandaba a ladrones de poca monta a aburrirse…pero Australia
tiene un punto oscuro que aún no han sabido lidiar…los británicos no llegaron
primero, los verdaderos pobladores de esta tierra son los aborígenes. Pero
cuando le preguntas a cualquier australiano por la convivencia con los
aborígenes siempre obtienes la misma respuesta…”Oh, es muy complicado” Y nada
más…
Australia
era una parada clave en nuestro viaje por varios motivos: no se tiene cada día
la oportunidad de irse literalmente a la otra punta del mundo, la idea del
verano en enero nos gustaba, pero tener un hermano que lo ha dejado todo para
vivir su propia aventura en este maravilloso país era la más importante. Y tan
o más importante es para una madre y una tía que decidieron cruzar medio mundo
para reunirse con todos nosotros, coger una furgoneta y recorrer la costa sur
de New South Wales. ¡Una idea descabellada la verdad!
Pero
no salió tan mal. Los días en familia empezaron en Sydney con una primicia los fuegos artificiales de Año Nuevo. Después de unos días descubriendo los
rincones de la ciudad, de la mano de un casi experto, nos mentalizamos en
conducir por la derecha y nos echamos a la carretera en busca de Jervis Bay y
el parque natural de Booderee. La experiencia entre canguros, eucaliptus y
playas salvajes nos gustó tanto que decidimos seguir la ruta de parques
naturales y nos fuimos a ver el más esperado…las Blue Mountains. Y bueno,
aparte del Blue este parque natural tiene un noséqué cautivador que te atrapa
entre sus explanadas arboladas, sus familias de canguros y sus simpáticas
cacatúas ladronzuelas.
Las
playas de Callala y el lago de Wollongong también entraron en el plan, así
tuvimos un poco de todo…pero lo que más recordaremos seguro que serán los
infinitos momentos divertidos que hemos pasado escapando de los rangers,
sacándole brillo a las barbacoas eléctricas después de desayunar salchichas,
jugando a la “la podrida”, curando heridas en la cabeza después de nuestra
primera clase de surf o montando y desmontando furgonetas para ir a dormir. ¡Ha
sido un placer!
Hola chicas!
ResponderEliminarQué tal por Australia? Ahora ya sois unas expertas... Estamos con ganas de leer el próximo post...
Un abrazo
Muy pronto tendrêis un nuevo post con nuevas aventuras australianas!
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