lunes, 12 de septiembre de 2011

LA RECTA FINAL EN LAO

Las construcciones tradicionales en Lao están condicionadas por un factor climático determinante: el monzón. Es un fenómeno que tiene lugar durante el período de verano como consecuencia de los vientos que soplan de sur a norte, cargados de y de una barrera física natural, el Himalaya. Las lluvias torrenciales que afectan al país durante este periodo condicionan su manera de construir, que se basa en materiales autóctonos como la madera y el bambú.

Las casas se construyen con una estructura de madera, a una altura de 3 metros, ya que el terreno es tan húmedo y arcilloso que no sería habitable en planta baja, además de mantenerlas a salvo de las inundaciones donde el nivel del agua puede llegar hasta la puerta. El suelo es de lamas de madera y la cubierta se sujeta sobre rastreles del mismo material que se cubren con paja o tejas planas (aunque casi todas se están sustituyendo por placas metálicas o de plástico). Los cerramientos se construyen con un entramado de bambú ya que obviamente el clima no requiere ningún aislamiento.
En cuanto a la distribución, encontramos un porche en el acceso desde la planta baja, y un porche en la parte posterior que se utiliza de cocina. La parte interior se destina exclusivamente a dormitorio. La planta inferior es un buen lugar para almacenar herramientas de trabajo, proteger al ganado de la lluvia o para descansar un rato en la sombra…y todo rodeado por centenares de hectáreas de campos de arroz.

¿Dónde nos habíamos quedado? Ah sí, en Vientiane. Teníamos aún medio país que cruzar y sólo nos quedaban 10 días de visado, teníamos que escoger bien…Primera parada y primera equivocación Tha Kaek, una ciudad sin ningún encanto y supuesto campo base para visitar la cueva de Kong Lo. Después de recorrer los 332 km que nos separaban de esta ciudad nos dijeron que para visitar la cueva teníamos que retroceder 200 km. Desestimamos la opción y decidimos alejarnos cuanto antes de una ciudad que sólo nos inspiraba a películas de David Lynch.
Savanakhet nos animó, pero tampoco era la ciudad más emocionante del mundo así que decidimos que el destino nos pedía unos días de remanso y paz que aprovechamos para hacer todo aquello que sólo apuntamos en listas de “pendiente”, entre otras cortarnos el pelo.

En Pakse empezó de nuevo la actividad y las aventuras. Alquilamos una moto y pasamos un par de días perdidas en la Meseta de Bolaven, conocida por sus impresionantes cascadas y sus plantaciones de café. Por fin pudimos tomar un café más que decente que además nos salvó de una hipotermia causada por el microclima de la meseta y las lluvias infinitas.

Llegada la recta final de nuestro visado en Lao decidimos dedicar los últimos días a las 4000 islas (o Si Phan Don), pero no os asustéis no os contaremos nuestros días en 4000 islas, sería interminable y además no hay tantas! Las únicas 3 islas en medio del Mekong habitadas son Don Khong, Don Det y Don Khone…visitamos la primera y la última, un espectáculo de arrozales, búfalos de agua y niños dispuestos a batir el récord de Sabaidee’s por minuto!

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