A veces olvidamos el origen de algunas tradiciones que nos parecen exóticas y algunos de estos orígenes son todo menos exóticos. Es el caso por ejemplo de algunas etnias cuyas mujeres tienen que sufrir deformaciones físicas que les condicionarán y que, desgraciadamente, en esta era de globalización y turismo de impacto, acabará por servirles de oficio. ¿Y tú a qué te dedicas? Soy una mujer de cuello largo. Ah, yo soy carpintero…
Y no sólo son las mujeres de cuello alto a quien les forjan un collar dorando en forma de espiral alrededor del cuello cada vez más alto, también hay mujeres con los labios deformados con platos y otras barbaridades que hemos dejado olvidadas en África. Y el origen de todo esto es muy simple, los hombres no quieren que otras tribus se lleven a sus mujeres y para remediarlo qué mejor que deformarlas para eliminar todo su atractivo.
Pero hay tradiciones menos agresivas y un tanto divertidas. Nos explicaba Zia, mientras mascaba tabaco envuelto en una hoja que les deja la dentadura rojiza, que hay otra etnia en Myanmar que se pinta los dientes de rojo para no parecerse a los perros. No deben tener espejos…
A Zayar y a Win les conocimos en Nyang Shwe, la ciudad más importante del encantador lago Inle. Antes de adentrarnos en las montañas con ellos tuvimos tiempo para explorar los alrededores del lago y descubrir poblados y plantaciones flotantes, artesanía local, pescadores que reman con la pierna y asistimos a una ceremonia anual muy importante en el país.
La fiesta de Phaung Daw Oo, que tiene lugar durante las 3 primeras semanas de octubre, sólo se celebra en el lago Inle dónde una embarcación grande y elegante transporta a 4 budas dorados por todas las poblaciones del lago y finaliza su recorrido devolviendo a los budas al templo al que pertenecen con una gran ceremonia a su llegada que consiste en una procesión de embarcaciones decoradas y con música y bailes tradicionales en que la tripulación, aldeanos de la zona, conduce remando con la pierna. La ceremonia finaliza con una regata con la misma técnica de remo, un espectáculo incomparable.
A Zayar y a Win les conocimos en Nyang Shwe, la ciudad más importante del encantador lago Inle. Antes de adentrarnos en las montañas con ellos tuvimos tiempo para explorar los alrededores del lago y descubrir poblados y plantaciones flotantes, artesanía local, pescadores que reman con la pierna y asistimos a una ceremonia anual muy importante en el país.
En Myanmar hay centenares de etnias, tradiciones, lenguas y regiones. Estábamos en territorio Shan, la segunda etnia más numerosa después de la bamar, pero queríamos conocer otras, los Pa-O por ejemplo. Win y Zayar nos condujeron durante 2 días y 65 kilómetros a pie por las montañas de la zona para conocer de cerca a su gente. Subimos, bajamos, caminamos por el barro, cruzamos puentes de bambú, plantaciones de mil colores y hasta nos adentramos en un templo dentro de una cueva para compartir esos días con los Pa-O, que llevan turbantes de colores vistosos y trajes tradicionales de 5 capas…¡Laura se convirtió durante un rato en una verdadera Pa-O!
Cansados, pero eufóricos, llegamos a nuestro destino: Kalaw. Tocaba preparar nuestra siguiente etapa: los templos de Bagan.
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