lunes, 4 de junio de 2012

POTOSI Y SUCRE, DEL INFIERNO AL CIELO

Las minas de Potosi…¿cómo lo explicamos? Vamos a intentar quitarle el punto emotivo para que entendáis el funcionamiento, En Bolivia hay muchas explotaciones mineras, algunas funcionan de manera empresarial privada, otras dependen del estado y otras funcionan como cooperativas. Los trabajadores de los dos primeros tipos son asalariados y disponen de Seguridad Social, también son los que se manifiestan por la calles de La Paz y cortan carreteras para defender sus derechos.



Los últimos en todos los aspectos son las cooperativas, las minas del cerro Rico de Potosi son un ejemplo. Como en todos los casos la montaña explotada es una concesión del gobierno, en el cerro Rico la cooperativa agrupa centenares de mineros que trabajan por secciones agrupados o por su cuenta. Cada sección explota una mina.

La riqueza del cerro Rico se descubrió en 1545 por la colonia española, ellos empezaron a construir los túneles con bóvedas de piedra. Al obtener la independencia todas estas minas se siguieron explotando, pero tanto los recursos como las técnicas han ido empeorando. Hay que remarcar también que los españoles se llevaron la mayoría de los minerales.



La mina; un lugar oscuro, estrecho, húmedo, cálido por las reacciones de gases que también respiras. Las entibaciones están hechas con maderas que se pudren, las perforaciones pueden ser manuales, con martillo neumático o dinamita. ¡Dinamita!

No hay ingenieros, ni siquiera nadie que controle los más de 150 túneles que avanzan sin cesar, laberínticos en las entrañas del cerro, que cada año se desploma 1 cm.

La vida de los mineros es frágil, más de 8 millones han perdido la vida y para ellos cada día es el último día. Si no quedan atrapados en un derrumbe o pierden la vida por una explosión de dinamita, morirán tras 10 o 20 años de respirar los sílices por una enfermedad llamada silicosis. La media de vida de un minero es de 45 años y algunos empiezan a trabajar a los 10 años.



Os aseguramos que no hay emoción en nuestro relato, sólo realidad. Os recomendamos que veáis el documental El minero del diablo y que saquéis conclusiones vosotros mismos.

Te quedas tan helado con la visita a las minas que de Potosi, la ciudad más alta del mundo con 4200 m, no conocimos mucho más. Fue la última parada conjunto con Marta y Gerard de DándolelaVuelta, ellos siguieron su camino hacia La Paz y nosotras hacia Sucre.



Pese a no ser la capital económica, pero sí constitucional, Sucre luce todo el esplendor de una ciudad moderna, cuidada y con mucho encanto. Al coincidir nuestra estancia con la celebración de la revolución per la Independencia (25 de mayo) todos los edificios coloniales lucieron su mejor color y las calles adoquinadas se cubrieron de uniformes y banderas.



Sucre tiene suficientes infraestructuras para que entiendas la historia, cultura y arte Boliviano. Museos, bares que proyectan películas culturales y hasta ciclos de teatro crítico. Un gusto.

Santa Cruz es diferente, más grande, más gris, más funcional…pero también la poseedora que nos lanzará al siguiente destino…¡Paraguay!

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