lunes, 5 de diciembre de 2011

"NO T-SHIRT, NO SHOES, NO PROBLEM!"

Ese es uno de los carteles publicitarios que encontramos en la isla de Koh Phi Phi, ¿Podemos ser más absurdos? ¿A qué idiota se le puede ocurrir pasearse sin zapatos por unas calles llenas de cristales que él mismo rompió la noche anterior? ¿Y qué me decís de pasearse sin camiseta en una isla medio budista medio musulmana en la que los locales se bañan completamente vestidos? Pero nadie lo prohíbe, es cuestión de respeto. En cambio nosotros sí que prohibimos, quizás deberíamos ser más coherentes.

Pero a eso se le debe añadir que en uno de los 1500 bares de la diminuta ciudad de Koh Phi Phi, y que sirva de explicación, encontramos otro cartel que decía “Staff wanted: 400 BATH free drink”. A nosotras nos avergüenza pensar por qué clase de animal nos deben tomar a los turistas los tailandeses. ¿Es realmente necesario gastarse un dineral en aviones y cruzar medio hemisferio para esto? Creemos que no.
Afortunadamente y aunque el turismo de masas haga sus estragos (y no por no beber hasta caer redondas nosotras dejamos de formar parte de este grupo), no todo el mundo tiene las mismas expectativas de un viaje, porque hay tantos viajes distintos como personas que viajan, todos tienen su historia detrás y a nosotras nos gusta compartirlas.

Los padres de Aleyda, por ejemplo, han superado sus miedos para llegar a Tailandia y ver a su hija. Un encuentro más que esperado y una primicia: ¡la primera visita de la familia! A los nervios por su llegada se le sumaba 1 mes de desconexión en Myanmar, así que encontrarnos entre el caos del aeropuerto de Bangkok no fue fácil.
Los primeros días con ellos los pasamos en Bangkok, una ciudad recurrente que enseña lo mejor y lo peor de Tailandia. Lo mejor…la harmonía entre el tráfico, los puestos de comida callejeros, los tuk-tuks, y los trenes que vuelan con el silencio de sus templos budistas, los palacios reales, museos de última generación y enormes alfombras verdes. Lo peor…Kao San Road y su significado, alcohol, turismo sexual, el “todo vale” y el “todo está en venta”.

Pese a que según vuestras votaciones debíamos ir a visitar uno de los diversos mercados flotantes de la ciudad, no lo pudimos hacer. La capital estaba en alerta máxima, las lluvias torrenciales del monzón han inundado la parte norte del país y el desagüe es Bangkok, así que lo que encontramos fue una ciudad medio flotante.
Otros con los que compartimos experiencias son Verónica y Oriol, que han cruzado Rusia, Mongolia, China y Nepal para hacer realidad un sueño, descubrir el secreto de la felicidad en Bhutan. Y además comparten todos sus descubrimientos en su blog projectesommer. Y ya que estaban ¿Por qué no seguir explorando en el sudeste asiático? Tres son los segundos que necesitas para pasar de esa sensación de cuando hace 6 meses que no ves a unos amigos a tener la sensación de no haberte separado nunca de ellos. Eso es lo que sentimos cuando nos abrazamos en medio de una callejuela de Bangkok.



La siguiente parada en familia fue Krabi, una pequeña ciudad de costa que nos acercaba por primera vez al mar de Andaman, salpicado de islas. Krabi nos hacía sentir como en el pueblo de verano, playa por aquí, excursión en moto por allá…bañito en la piscina esmeralda, lucha contra unos monos que no nos dejaban subir a una montaña y un día entero en “long tail” (un barco tradicional de madera) para visitar las islas más cercanas. Coincidimos además con una fiesta muy popular conocida como Loy Kratong en la que se hacen volar lamparillas de papel en el cielo para llevarse con ellas la mala suerte..

Ya adaptados a nuestro nuevo medio marino, y después de muchas dudas por qué isla escoger, no decidimos por Koh Phi Phi, la más bella y la más bestia a la vez. Koh Phi Phi no estuvo habitada hasta que llegó el boom turístico, quizás porque su geografía escarpada no permite edificar más allá de un reducto de tierra entre dos playas que queda a merced de la meteorología. Con el Tsunami del 2004, Koh Phi Phi quedó devastada, aunque viéndola ahora nadie lo diría.

Pero tienen razón, Koh Phi Phi es una de las islas más bellas que hemos visto nunca, combina aguas cristalinas y arena blanca con acantilados escarpados y profundas grutas. Quién la hubiera visto en los años 70…
Y de pronto ya habían pasado los 15 días y tocaba despedirse como habíamos hecho 6 meses antes de los padres de Aleyda, pero esta vez en un puerto a pleno sol y en Tailandia.

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